jueves, 30 de junio de 2011

La grandeza del Perú



Conozco el Perú a través de la vida y entonces comencé a escribir una novela que mostrara todas éstas jerarquías con todo lo que tienen de promesa y con todo lo que tienen de lastre. Somos un país formidable. Acabo de recorrer los Estados Unidos es un país inconmensurable pero si ellos tienen mil metros de hondura, nosotros tenemos diez mil millones de metros de hondura. Es un monstruo de grandeza de fecundidad y de máquina, pero quizá no hay tanto corazón, ni tanto pensamiento, ni tanta generosidad como entre nosotros
Apreciación Personal:
J.M. Arguedas demostró un conocimiento, profundo y detallado de la realidad social peruana. Conocía de los infinitos abusos y humillaciones de los que era objeto el indio, como por ejemplo, la exigencia de trabajos personales, el fraude y el engaño de que eran víctimas, Así como también sufrió desde niño éste abuso y lo que es peor de su propia familia. Yo sí creo que el conocimiento se da a través de la experiencia vivida, y es así como se labró ese gran corazón peruano del cual como Arguedas nos sentimos orgullosos y el mundo lo reconoce.
La oposición entre Arguedas y MVLl sobre este punto es total. Cuando en la Mesa redonda sobre la novela Todas las sangres los sociólogos Favre y Quijano, y el economista Bravo Bresani le reprocharon ofrecer una visión del Perú que no correspondía a la realidad, Arguedas sostuvo que el conocimiento que él tenía del Perú era el fruto de su vida intensa. Por eso se preguntó si había vivido en vano. Sobre las críticas que los autores citados hicieron a la novela Todas las sangres en esa Mesa redonda, MVLl escribe: «Estas críticas son justas, desde luego, si se toma la novela como documento: la visión del Perú y de los Andes que aparecen en Todas las sangres no es sociológica, política, económica, ni históricamente exacta. Ella distorsiona en muchos aspectos la realidad del Perú...» (Utopía arcaica, p. 262). Carmen María Pinilla ha escrito un libro (1994) para examinar la tesis de Arguedas sobre el conocimiento como fruto de la vida y de la relación existente entre vivir la realidad y la verdad. Ha estudiado todas las Mesas redondas del IEP y ha mostrado la oposición entre el conocimiento derivado de la ciencia y el conocimiento fruto de la vida entre Arguedas y sus críticos sociólogos.
¿Brota el conocimiento únicamente de la ciencia (los libros)?, ¿sólo de la vida? No tiene sentido alguno aceptar esta alternativa. La vida es también una fuente de conocimiento, aunque a MVLl le parezca una tontería. Si no lo fuera, gran parte de la humanidad y una buena parte del Perú, que no lee libros ni tiene acceso a la llamada ciencia viviría en la falsedad. Como el problema de fondo de este debate es la verdad, valdría la pena preguntarnos ¿quién decide si algo es o no verdadero? Es indispensable tener un espíritu crítico frente al etnocentrismo que encierra la suposición de identificar la verdad con la ciencia, patrimonio aparentemente exclusivo de la cultura occidental y de la que estarían excluidos todos los pueblos indígenas. La verdad es fruto de un proceso complejo y difícil, contradictorio y ambiguo. La realidad objetiva es vivida de modo desigual y diferente por los individuos. En el caso preciso del debate de los sociólogos con Arguedas, ambas partes vieron en 1965 lo que les parecía más importante. Favre no tenía ojos entonces para ver indios, para él todos eran campesinos. A Quijano le importaba más la depuración de clases de la sociedad. Por su parte Arguedas había conocido y vivido la realidad india del país y seguía viendo indios debajo del ropaje moderno de campesinos. Y tenía razón porque él sentía el problema de la cultura, de la lengua y de los valores profundos de una sociedad palpitando en los Andes. Quijano estaba cerca de esa visión por su interés por el proceso de cambio de la cultura y su propuesta de ver el proceso de cholificación como una especie de síntesis o cultura mestiza. Favre estaba entonces muy lejos de entender esos problemas. Treinta años después, Favre sigue en deuda con el Perú porque hasta ahora esperamos su gran libro sobre aquel largo trabajo de campo en Huancavelica. Sus artículos dispersos como cronista de la violencia senderista no son suficientes. No tendría sentido exigirle una propuesta sobre el futuro del Perú, porque él sólo es un testigo constante pero lejano y ausente como la gran mayoría de antropólogos, sociólogos e historiadores extranjeros que trabajan sobre el Perú. Por eso, el debate Arguedas-Favre era profundamente desigual. Arguedas está en la memoria —en términos andinos quechuas, en el corazón— de los que quieren cambiar el Perú. En 1988 Quijano publicó el libro Modernidad y utopía en América Latina. En sus páginas no vuelve a aparecer el proceso de cholificación que en los sesenta orientó su trabajo, pero sí aparece claramente la condición india y no campesina de aquel debate con Arguedas en 1965, porque no hay identidad sin lengua ni cultura. Por su lado, con las tesis presentadas en La utopía arcaica y otras defendidas en sus múltiples ensayos, MVLl no tiene nada que decir en el debate sobre el papel del componente indígena en el futuro del Perú. www.andes.missouri.edu/andes/Arguedas/.../rm_critica3.ht...
La literatura arguediana es, no cabe duda, una reflexión profunda sobre los grandes y complejos problemas del Perú. Y, es que Arguedas conocía como nadie esta realidad; por conocimiento científico y por la propia experiencia. Sabía que el cúmulo de injusticias que afrontaron los diferentes pueblos andinos y amazónicos venía desde la conquista, incluso desde el tiempo de los incas. Le dolía que ningún sector social o económico en el poder, tomara decisiones para plantear un proyecto de país, que terminara de raíz con todas las injusticias de la sociedad peruana. ntear un proyecto de país, que terminara de raíz con todas las injusticias de la sociedad peruana.
 lamula.pe/2011/02/19/un-petalo...arguedas/robaylibias

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